Mercurio retrógrado es un buen momento para revisar, retomar, recordar, etc., de manera que, he aprovechado esta influencia astrológica para revisar mis mazos
de tarot antiguos y me he reencontrado con mi primera baraja de Tarot
Rider-Waite. En este post me gustaría hacer un breve análisis de este mazo,
contaros un poco sobre su historia, sus características y cualidades más
atractivas, y por supuesto, mi propia experiencia personal en el manejo de
estas cartas.
El Tarot de Rider-Waite es un clásico y una de las barajas más utilizadas para las consultas,
entre los tarotistas. Consta, como la mayoría de las barajas de tarot, de un mazo
de 78 cartas, repartidas entre los 22 arcanos mayores y 54 arcanos menores.
Esta baraja se encuentra entre las más populares y ello posiblemente, se deba a
que la simbología desplegada en sus ilustraciones resulta de una gran riqueza,
lo que permite al intérprete abarcar un amplio abanico de significados.
La
historia de este Tarot es relativamente reciente. En uno de los antiguos
artículos de este blog, Breve
Historia del Tarot, donde se ofrece una panorámica de las efemérides del
Tarot, se le da fecha alrededor del año 1910, en Inglaterra. Este mazo fue
creación original de un miembro de la antigua Orden Hermética Aurora Dorada, (Golden
Dawn, en inglés), Arthur Waite.
Arthur
Waite Smith junto con Pamela Colman Smith, son los autores originales de esta
baraja, que se publicó por primera vez en Londres en 1910. Pero sólo hasta su
reedición en 1971, esta baraja se convirtió finalmente, en una de las más conocidas.
Arthur Waite escribió algunos libros sobre temas esotéricos, que incluían
métodos de adivinación como el tarot y la astrología. Su obra fundamental, La
Clave Pictórica del Tarot, es
su contribución más significativa.
Waite consideraba al Tarot básicamente, un lenguaje
simbólico secreto. Y esta es precisamente, la clave que se propuso transmitir
en cada una de las ilustraciones de la baraja. Según las propias palabras de
Arthur Waite, el Tarot: personifica las
presentaciones simbólicas de las ideas universales. Esta idea contiene un
interesante paralelismo con el concepto de los arquetipos de Jung, uno de los conceptos
más útiles de trabajar con el Tarot.
Para Waite estas ideas universales son los contenedores de
esta sabiduría secreta. Él afirmaba, al igual que Jung, la presencia de estos
símbolos en la consciencia colectiva de la humanidad. Se sirvió de sus
conocimientos en la tradición mágica occidental, de la cábala, la astrología y
la alquimia, adquiridos durante su permanencia en la Orden Aurora Dorada, para
preparar los ingredientes de su propio Tarot.
En el libro La Clave
Pictórica del Tarot, Waite niega el supuesto origen egipcio del Tarot,
atribuido por los miembros de la Aurora Dorada; y sitúa el nacimiento de los
primeros ejemplares en torno al siglo XIV. La cábala y la alquimia son las
principales fuentes de aporte, que conforman el sistema de símbolos de su tarot.
Podemos verlos representados en todas las cartas de la baraja, a través de
imágenes de gran colorido, paisajes, personajes y objetos cargados de un fuerte
contenido simbólico.
Tomemos como ejemplo, la descripción pictórica que hace el
propio Arthur Waite del Arcano Mayor Los
Enamorados: el sol en el horizonte, la figura alada con los brazos
extendidos. Las dos figuras: el hombre y la mujer; una alegoría del Adán y Eva
en el paraíso. Detrás de él, el Árbol de la Vida con sus doce frutos. Detrás de
la mujer, el Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal, con la serpiente
enroscada en su tronco.
Todas estas figuras están cargadas, sin duda, de una
fuerte connotación simbólica. Muchas de ellas nos resultan familiares, pero
otras se nos escapan, porque pertenecen a un contexto más oculto, esotérico;
como es el caso del Árbol de la Vida. Todas estas imágenes nos están
transmitiendo a través del Tarot de Waite, un lenguaje universal, que está
íntimamente vinculado al alma humana.
Es a través de esa serpiente enroscada del Árbol detrás de
la mujer del arcano los Enamorados,
que podemos encontrar una comprensión más profunda de nuestra herida primordial
y la manera de sanarla. Pues, la serpiente es un símbolo alquímico de
regeneración muy importante.
Si buscamos en otros arcanos las señales de este lenguaje
universal, en el Tarot de Waite vamos a encontrar un suplemento muy completo y
prolífico de símbolos que saltan de la carta para hablarnos, unos; en tanto,
otros permanecen silenciosamente presentes y latentes, dejando tras de sí la
tenue sospecha de una revelación futura. Este mensaje sutil es el que el
espíritu del Tarot nos está revelando en nuestra alma, y quizás sea el
principal; porque puede eclosionar en un tiempo distinto al tiempo de la
interpretación.
Me gustaría aclararles mejor esta idea. Si entendemos que
los símbolos son seres inteligentes, y que al igual que los números,
interactúan en nuestra vida de forma constante dejando una huella y un mensaje
que podemos o no comprender; ya se está planteando aquí una interacción, una
conexión espontánea con este mundo simbólico. Esto es así porque todo en el
Universo es diálogo y por eso, podemos entender los símbolos del tarot, aún
cuando no conozcamos sus significados.
Aquellos símbolos que se quedan mudos durante la lectura,
pueden permanecer como semillas enterradas en el fondo del subconsciente
germinando lentamente, y terminan revelándose a nosotros a través de nuestros
sueños, o de actos irreflexivos e inconscientes,
durante la vigilia. Es entonces, cuando nos suceden
cosas en la vida que nos devuelven a la lectura de una carta concreta, y la
serpiente enroscada en el Árbol se transmuta en una alternativa, un punto de
giro, o un rito de paso en nuestras vidas.
En mis primeros pasos por la senda del Tarot solía
destacar el dibujo de esta serpiente del Árbol del Conocimiento del Bien y del
Mal, en mis pinturas de los arcanos del Tarot, sin una idea concreta. Para mí
se trataba de un peligro y como tal, la reflejaba en mis cuadros, silbante y
atrevida, mostrando su lengua bífida y venenosa, en una experiencia amorosa: el
amor era una herida en mi alma. Hasta que conocí el lenguaje alquímico del
Tarot, y comprendí que al representar esta serpiente mi alma estaba buscando su
propia curación.
Y ése es tan sólo, uno de los muchos símbolos que se
encuentran desplegados en esta fascinante baraja. En el próximo post estaré
retomando el estudio simbólico de los arcanos mayores de Tarot utilizando la
baraja de Rider-Waite. Para aquellos de vosotros que comenzáis a andar este
camino es una estupenda herramienta de inicio, muy fácil de asimilar y que
pueden encontrar en cualquier comercio de géneros esotéricos o encargar por
Internet, en tiendas virtuales como Amazon.
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