miércoles, 18 de noviembre de 2009

Arcanos Mayores: El Enamorado. El espejo de Eros




El Arcano nº VI, El Enamorado, o los Enamorados.
Esta carta tiene distintas versiones, dependiendo de los tipos de Tarot, en dos de los más usados, el Tarot de Rider-Waite y el Tarot de Marsella de Fournier, este arcano se representa de diferentes maneras. En el primer ejemplo, vemos tres personajes que conforman el drama de la carta: un hombre rubio y joven, ataviado como un personaje de Shakespeare, en medio de dos mujeres, igualmente vestidas. Es quizá por la posición del personaje del hombre, por lo que a esta carta también se le conoce con el nombre de la Encrucijada de caminos. El hombre se encuentra verdaderamente entre dos opciones, o aparentemente es así. Y esto ofrece una riqueza que se acumula en su lectura.

A la derecha del hombre, y a la izquierda del intérprete, se encuentra una mujer con una especie de cofia que posa su mano sobre el hombro del joven en una actitud que puede prestarse a múltiples interpretaciones: en un primer momento, parece que estuviera dando su asentimiento a cualquiera que fuera la situación dada en la carta. Pero también podemos verlo como una advertencia, que esta mujer, que aparenta mayor edad, hace al joven enamorado.

La actitud de éste es también abierta y especulativa. Su mano derecha señala al personaje de la otra mujer que se encuentra a su izquierda, una mujer rubia y aparentemente más joven, que con su mano izquierda también señala el pecho del hombre, a la altura de su corazón. Pero el joven dirige su mirada a la mujer con la cofia. Son todos estos gestos, especialmente significativos en la lectura de este arcano con tantos detalles.

La Encrucijada de caminos, cuando abordamos la lectura de este arcano siguiendo estos parámetros, nos está poniendo o bien, en un brete, o quizá en la posición de aquél que definitivamente tiene que elegir. Se presenta un instante de duda, porque hay más de una opción a seguir, y el Enamorado, se detiene en su camino y evalúa ambas opciones. Él mismo se ha convertido en la Encrucijada, sabe que si toma una decisión, sea ésta cual sea, ya no habrá marcha atrás. Por esa razón ese instante en el que se ha detenido en su viaje, es tan crucial para él.

Desde luego, tiene dos opciones, pero las dos son completamente diferentes y él sabe que le conducirán por caminos completamente opuestos también. Su actitud en la carta parece mostrar que ya está decidido por alguna de las dos, salvo que todavía no ha manifestado su decisión y por eso, se encuentra en una encrucijada no resuelta. El enamorado nos habla de un momento en que las partes del tema en cuestión se reúnen para deliberar y tomar esa decisión. El Enamorado nunca tomará esa decisión sin tener en cuenta las partes que conforman su dilema, porque si lo hace tendrá que volver a pasar por el mismo brete otra vez.

Pero El Enamorado es también aquél que lleva una carga o un pasajero. No se trata de una carga pesada para él, tanto como imprescindible para atravesar su encrucijada; pues es la otra parte de sí mismo que tiene en esta ocasión, la oportunidad de anexar a su ser, que ha estado simbólicamente dividido sin esa otra parte de sí mismo. Esta parada constituye para él un momento crucial, porque se trata de volver a unir aquello que estaba separado, ya sea internamente o externamente. En especial en sus relaciones, tanto consigo mismo, como con los otros.

El Enamorado simboliza muy particularmente las relaciones del individuo, y muy en especial, las que corresponden a sus afectos más próximos: el amor de la pareja, la familia, los amigos más cercanos aquellos que mejor lo conocen; la vocación, las emociones sublimes y conmovedoras, la belleza, el arte, la creatividad. Pero todo esto englobado en una fuerza de Erotismo que no tiene que ser precisamente carnal, aunque con frecuencia se muestre a través de la sexualidad. En todo caso, es una sexualidad que explora emociones más profundas en el hombre: como la ternura, la devoción y la veneración.

El Enamorado que ama con esta carta, ama con todo su ser. Se entrega plenamente al otro, sin reservas, como un niño. El Enamorado es en esta categoría, el Niño, o pequeño Eros que juega desde su propio cielo con las flechas con las que se ha herido y ha herido al otro con su propio amor.

El mito de Eros y Psique es el que mejor puede traducir los caminos que transita el hombre (o la mujer) a la que ha “tocado” el arcano de El Enamorado. En este mito Eros es un gran amante y desde luego, lo será para su amada(o) aquél a quien describa este arcano, pero hace más que sólo complacer los apetitos sexuales de su amada, la seduce y al mismo tiempo la “rapta”, por así decirlo, y la lleva hasta su propio mundo de amor y de delicia. Es por eso que aquellos que están bajo el influjo del arcano nº VI parecen como extraviados de la realidad. Su corazón está atravesando ese pasaje en el cual Eros ha raptado su alma y le dispensa ahora de todos sus favores. Cualquier cosa que aparezca ante sus ojos será mágicamente convertida en una manifestación del amor, por obra de ese niño prodigio.

El Ángel está a punto de disparar su flecha de amor allí donde señala la mano de la mujer joven, en el corazón del Enamorado. Él está perdido porque cuando Eros apunta, nunca falla. En el momento en que la flecha sea disparada, el Enamorado habrá manifestado su decisión y el mundo no volverá a ser como antes. No es una carta que se pueda “pensar” o analizar a la manera en que se analizan los mitos o los símbolos. Es un Arcano que invita expresamente, a explorar las emociones que nos sacuden y nos hacen ser otros; nos incita a mostrar aquello que está pugnando por salir de nuestro corazón, la expresión artística, la vocación, el amor, la ternura y todas aquellas formas en las que la Diosa se encarna en nosotros, en nuestra relación con los otros.

El Enamorado es el “otro” en nosotros, (y también afuera de nosotros); y por eso, al igual que en el mito de Eros y Psique, cuando su aparición nos alcanza se produce en nuestro interior una suerte de vértigo. Nos sacude por dentro la posibilidad de que algo parecido haya surgido de nuestro interior. Nos sentimos enajenados y al mismo tiempo, profundamente compenetrados con ese “otro” que ha aparecido y del que no podemos separarnos sin sentir un dolor muy profundo. Nos vemos en ese “otro” y nos reconocemos; el Enamorado es el espejo de lo más sublime que habita en nuestro interior. Asomarnos a ese espejo nos produce tal alegría que no queremos dejar de mirar y puede convertirse en una fuente de gran crecimiento y aprendizaje si conseguimos ver en el “otro” a ese Maestro amoroso que ha venido a mostrarnos, quiénes somos en realidad, si tenemos la suficiente paciencia, gratitud y humildad para recibirlo.
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